ONIROCRACIA, PANDEMIA Y SUEÑOS CYBORGS

Fabiane M. Borges, Lívia Diniz, Rafael Frazão, Tiago F. Pimentel
 
“Un inconsciente cuya trama no sería sino
el propio posible, a flor del lenguaje, pero también
a flor de piel, a flor del socius, a flor del cosmos”
              (Extracto del libro El inconsciente maquínico de Félix Guattari)
 
 ABSTRACT
 
A partir del entramado de algunos fragmentos teóricos, configuramos una pequeña estructura acerca de  la «red de inconscientes». Es una provocación conceptual que articula lo humano, la naturaleza y la tecnología, promoviendo la idea del inconsciente como un entorno complejo, en constante cambio, que funciona como un campo de comunicación entre las cosas, una comunicación no objetiva sino intuitiva, transversal, multitemporal y multiespecífica. Un inconsciente que no existe exclusivamente en lo humano, sino en la trama invisible entre las cosas. Además de incorporar los diversos animismos, la red inconsciente también apunta a problematizar el inconsciente de las máquinas inteligentes. En este punto planteamos algunas preguntas: ¿Sería posible un inconsciente de las máquinas? ¿Cómo sería esta conexión de los sueños humanos con este inconsciente de las máquinas que, además de generar datos e información, podría generar un campo de subjetividad cyborg? Si la red del inconsciente es un campo de comunicación con agencias extrahumanas, ¿la subjetividad cyborg podría acceder a un campo más profundo en el panteón multiespecífico? Con el Pandemic Dreams Archive, («Archivo de sueños pandémicos»), nuestro archivo de relatos de sueños recopilados durante los primeros meses de la pandemia, estos temas cobraron relevancia. Se analizaron las distintas series y diferentes modelos oníricos mediante grafos y mapas interactivos, lo que permitió examinar los sueños de forma metódica. Las coincidencias semánticas nos permitieron hacer asociaciones entre diferentes sueños y observar los campos relacionales entre manifestaciones oníricas. También creamos un bot llamado MacUnA (Algoritmo del Inconsciente Maquínico), un robot con base en la PLN (Programación en Lenguaje Natural), una subárea de la informática y la inteligencia artificial que se ocupa de la lingüística. MacUnA remezcla los relatos de sueños del archivo y crea sueños derivados. Si bien MacUnA sigue siendo una máquina literaria cartesiana, nos sorprende precisamente al romper este cartesianismo con su capacidad poética, que proviene de la asociación de diferentes sueños. Su lenguaje es onírico y nos acerca a la especulación sobre lo que sería, en el futuro, un algoritmo de la máquina inconsciente o incluso los sueños cyborgs.

 
1. SOBRE EL ARCHIVO DE SUEÑOS PANDÉMICOS
 
Durante la cuarentena de Covid 19, lanzamos  una plataforma en Internet para que pudiéramos recopilar relatos de sueños. Funciona tanto como un registro histórico como un lugar de  dominio público, donde todos los interesados pueden tener contacto con estas múltiples narrativas oníricas y para desarrollar sus propias ciencias de los sueños o entregarse a la fuerza literaria de los relatos. El Pandemic Dream Archive (“Archivo de Sueños Pandémicos”)[1] rápidamente tuvo muchas visitas y comenzó a recibir varios sueños al día. La plataforma ha alcanzado una extensión transnacional, con una muestra de 35 países y más  de 500 relatos  en los primeros tres meses de cuarentena. Cuando empezamos a involucrarnos con el material nos dimos cuenta de que se trataba de un fenómeno particular, que esa red inconsciente respondía a la intrusión del virus y a la pandemia, de diferentes formas, claro, pero había un enredo común que era interesante investigar. Para abordar esa cuestión, precisamos describir someramente nuestra visión del inconsciente, porque ahí es donde viven los sueños.
  

2. UNA RED DE INCONSCIENTES

 

Partimos de la idea de una red de inconscientes.[2] que funciona como campo de comunicación entre las cosas, una comunicación no racional, no objetiva, pero intuitiva, transversal y multiespecífica; en constante encuentro y extrañeza con todo lo que  comunica. Para seguir esta prosa especulativa partimos de la idea de una red de inconscientes que negocia con diferentes estatutos del inconsciente, con elementos del inconsciente freudiano, por ejemplo, lugar donde se experimenta el edipo, la castración, la represión, y también con el inconsciente como lenguaje de Lacan, que nos permite llegar a las alturas de la metafísica sin resbalar hacia un espiritualismo universal al que acaso acabe conduciendo el inconsciente colectivo arquetípico de Jung, que escapa al perfil materialista del psicoanálisis, pero que en todo caso nos ayuda a comprender cómo sería la textura de un cosmos del inconsciente. En una especie de conspiración materialista, y utilizando pistas del inconsciente maquínico de Guattari, dejamos el terreno puramente antropocéntrico, trayendo la red de inconscientes como un lugar donde se articulan las relaciones entre  humanidad,  naturaleza y  tecnología, para asumir  un inconsciente que escapa al homo sapiens y entra en la trama del inconsciente de los «otros». Para pensar en esta red del inconsciente, debemos entender que además de ser una red de conceptos sobre el inconsciente, también es un campo activo de intercomunicación entre diferentes agentes de la diversidad extrahumana.
 
Las teorías contemporáneas sobre el perspectivismo, el giro ontológico y el animismo nos ayudan a comprender mejor estas relaciones interespecíficas, cuando nos conectan con las cosmovisiones amerindias o aborígenes, por ejemplo. Cosmovisiones que señalan un corte con las perspectivas occidentales, desorganizando las relaciones establecidas por los modernos entre naturaleza y cultura, trayendo  la metafísica al campo de la inmanencia, enfocando  en la interpenetración entre subjetividad humana y subjetividad animista. Con la idea de un campo multiespecífico de relaciones,  donde no hay centralidad humana sobre los distintos agentes,  sino la relación de los agentes entre sí. Donde lo humano también entra como parte del proceso, a pesar de la dificultad, ya que históricamente utiliza tecnologías de separación con todo lo que indica naturaleza para convertirse en un sujeto civilizado. Técnicas que tradicionalmente se forjan mediante la mitigación programática de la animalidad del homo, es decir, entre menos animal es uno, más humano se vuelve. Esta ecuación nos parece que da una larga serie de gestos de separación que forman la máquina del inconsciente colonial y la cartilla de privilegios epistemológicos del poder antropo-falo-logo-céntrico. Pero son muchas las comunidades que han resistido y resisten a este alejamiento y aún hoy autoproclaman su diferencia en relación con las doctrinas de la civilidad. La pregunta que surge aquí es: ¿Qué pasa con las lenguas extintas, las culturas esclavizadas y colonizadas, las relaciones interespecies afectadas por la fuerza de las religiones y de los estados?  La «naturaleza» fue reprimida y con ella las constelaciones de relaciones que regresan en algún momento, con la fuerza de un desbordamiento y no dejan de comunicarse, sobreviviendo en el campo del inconsciente hasta actualizarse de alguna manera en la materialidad. Al sumergirnos en esta nueva trama relacional, manifestada en parte en los fragmentos de restos civilizadores que permanecen en la ecología del inconsciente, podemos imaginar, a través del ensayo especulativo, algunas alternativas para el proyecto de centralidad y dominio de la naturaleza que aún persisten en lo contemporáneo,  y revelar a la plasticidad de los objetos ocultos a la fuerza[3].  

Nos interesa también pensar en esta relación con las máquinas, con proyectos cyborg o transhumanistas, con estas teorías de superación del cuerpo humano (considerado como cuerpo obsoleto, cuerpo 1.0) a través de la robótica, mutaciones genéticas inducidas y uploads de conciencia, es decir, transantropotecnia de última generación, lo que ya ocurre a diario en nuestras vidas, con la inteligencia artificial, el capitalismo de datos, el biohacking, la edición genómica[4]. Cabe preguntarse si la alteridad que todavía habita los sueños humanos también habitará los sueños transhumanos, donde se supone que la «naturaleza» es aún más distante. En otras palabras, ¿de qué manera nuestras inteligencias artificiales y aprendizaje automático lidiarán con las ecologías, la subjetividad, y tendrán la capacidad de reactivar la naturaleza perdida? ¿Cómo se relaciona esta red del inconsciente cyborg con lo extrahumano? 

En este sentido, nos interesa especular sobre la ecología del inconsciente de las Camilles[5] y  aquí también podemos percibir un proyecto transhumanista, pero de otro orden, ya que se estructura en relaciones interespecíficas, utiliza mutaciones genéticas a favor de la recuperación de especies extintas y manija  la red de inteligencias al servicio de la restauración de la naturaleza terrestre. En  este punto, nos sentimos ávidos  por ampliar las informaciones que nos brinda Donna Haraway en su texto, para que podamos imaginar estos inconscientes compuestos a través de la combinación de humanos, animales, insectos, botánica y tecnociencia de las generaciones Camilles, criaturas que aún en su estado fetal reciben cargas genéticas de especies extintas en su cuerpo y se crean como seres híbridos a partir de diversas relaciones, no solo con la familia nuclear o con la comunidad de humanos, sino también mediante las relaciones con todos los demás.
 
Cabe mencionar aquí la condición multitemporal que es necesaria para entender una red de inconscientes. Vemos esta condición como un territorio de agencia entre ancestralidades y futuros, cuya linealidad temporal entre ambos es despojada en nombre de la constitución de una temporalidad que funciona como un campo de fuerza poblado por los recuerdos del pasado y del futuro al mismo tiempo. Imaginaciones, sombras, remanentes de mundos inventados que nunca llegaron a existir, mundos perdidos, extintos, lenguas muertas, pero que sobreviven en forma de espectralidad, que a su vez ejercen presión sobre la realidad. Es lo inmemorial, lo preindividual, las ontologías no vengadas, pero que existen como rastro arqueológico, como genes recesivos, como semillas extraviadas, que pueden venir a comunicarse a través de los sueños. O como recuerdo atemporal, como potencia de devenir que cruza el foso  entre la animalidad y la humanidad, el organismo se convierte en cyborg a partir de la herramienta como homínidos frente al obelisco, subsistiendo entre ficciones utópicas y distópicas para generar la paradoja inconmensurable. Por ejemplo, el feto  de la última escena de 2001, una Odisea en el Espacio, que desde  su atmósfera suelta en el vacío se arroja al vacío, mira a la Tierra como si accediera a la posibilidad misma del eterno retorno.
 
La  idea de una red de inconscientes, nos lanza  de manera transdisciplinar, a pensar  un inconsciente que sí engloba la construcción de significantes humanos en todos sus giros traumáticos, imaginarios, simbólicos, arquetípicos, pero que es también un campo de comunicación entre las cosas.  Estas multiplicidades  son como estratos espectrales que existen  como un «outside»» del soñador, que puede llegar a frecuentar su inconsciente si, por casualidad, encuentra un ambiente favorable, es decir, si es capaz de ser soñado. A partir de esto es posible establecer alguna forma de comunicación. O como una deep web sin contornos específicos donde se produce un cosmodrama compuesto por fragmentos de deseos de revolución (y venganza) de los animales, de secretos de mitos (aquello que no se revela), comunidades de espectros (y sus relaciones entre sí sin la presencia humana), poéticas secretas de las aguas (desde sus ríos voladores hasta sus tormentas y tsunamis), conspiraciones  de los elementos de la Tierra (que actúan en gran medida en sus soluciones improvisadas no siempre predeterminadas), o incluso el circuito de los astros (colaborando en alianzas intensivas  que componen e influyen  en la red inconsciente). Pero  es también necesario pensar el inconsciente  como una materia prima viva y cambiante, como un pliegue del exterior, como una fábrica del futuro, una plataforma para la especulación y una incubadora de mundos posibles. Pensamos en la red de inconscientes como un espacio público ontopolítico, un lugar de intersección con el panteón de las multiplicidades cuyo contenido y significado puede manifestarse en los sueños[6].

 

3- CARTOGRAFÍA ONÍRICA A TRAVÉS DE GRÁFICOS Y MAPAS INTERACTIVOS: UNA DERIVA ESPECULATIVA

 
¿Cuáles fueron los temas más recurrentes en los sueños durante la pandemia? ¿Cómo se manifiesta la alteridad en los sueños humanos? ¿Cuáles son las categorías principales? De hecho, aquí no podríamos establecer todas las relaciones sin la ayuda de las máquinas, por eso nuestra primera inversión fue en la construcción de nuestra propia herramienta de navegación, para el análisis semántico de los sueños registrados en la base de datos [7].
 
Para crear la cartografía de los sueños pandémicos, desarrollamos grafos interactivos, construidos a través de la programación PLN (procesamiento del lenguaje natural), que nos permiten navegar los sueños basados en los sustantivos que expresan, lo que nos permite visualizar los conjuntos de relaciones de signos e imágenes, apuntando categorías que nos ayudan a resaltar las incidencias oníricas del período. Sin embargo, este instrumento también nos ayuda en el aspecto creativo, que además de construir mapas topológicos de los sueños, nos permite acercar substantivos nuevos, generar contenido asociativo y crear nuevas tramas semánticas e imaginarias. Funciona como una herramienta científica y artística a la vez.


Identificamos algunas categorías que aparecían frecuentemente en los sueños, como la animalidad, la arquitectura, el agua, las fuerzas metamórficas, el aparato digestivo de las cosas, la infocracia, la tecnocultura, la interrupción de los flujos, la parálisis, el lapso de tiempo, la ceremonia ritual, y otras. A partir de esa investigación nos lanzamos a una pequeña deriva especulativa acerca de los más de 500 relatos recolectados:
 
La palabra «casa», por ejemplo, aparece en 133 sueños, en términos de recurrencias solo está por debajo de la palabra «personas». Otras palabras en torno a la noción de hogar están muy presentes, como salón, apartamento, espacio, dormitorio, ventana, etc.
 
Las arquitecturas, por tanto, aparecen como figuraciones recurrentes en los sueños de la pandemia. Hicimos lecturas programáticas de los relatos investigando particularmente sus manifestaciones. El contexto del encierro surge como uno de los principales elementos a los que el inconsciente se vio obligado a procesar. La noción de casa, además de otros signos de los cuales comentaremos un poco, aparece en los sueños como un marcador de escisión más radical y distinta entre público y privado, ambos desencadenando una especie de grandeza a otras dimensiones que antes no existían.

  
  «A través de la mirilla, dos vampiros se rieron e hicieron invitaciones para abrir la puerta. Corrí a la habitación y los vi en la ventana, sonriendo con deseo y libertinaje, sus cuerpos aplastados por la superficie del vidrio». (Sueño 90 – Rio de Janeiro – Brasil – O Claustroniano)

  “Una puerta y una ventana azules, miro hacia afuera, veo el mar, una oveja me saluda desde un bote, su red está llena de peces azules que brillan”. (Sueño 295 – Castrolibero – Itália – Nuccia Pugliese)
 
Nos parece que la intrusión viral y el cambio radical en el estatus de lo público provocan en el sueño una cierta reposición espacial del devenir salvaje, de modo que la «naturaleza» anárquica está al mismo tiempo más cerca, en el sentido de ahí mismo, tras la puerta, debajo de la ventana; diferente a la imaginación de la distancia de una “naturaleza” que está lejos, allá en el bosque, y al mismo tiempo es radicalmente más inaccesible e intocable. Las casas soñadas funcionan como refugios de separación de ese peligro metamórfico e incomprensible que los soñadores miran por las ventanas. Muchos de los relatos tratan sobre aventuras centrípetas para dentro de estas casas, que nos revelan por fin  arquitecturas fantásticas, recovecos inesperados, agujeros misteriosos, combinaciones de mundos dentro de otros mundos.

  «Entré en una construcción antigua, y para mi sorpresa, el interior era extremadamente más avanzado que el exterior. Todo lo que recuerdo del edificio es que había un ascensor de forma hexagonal que hacía girar su propio piso. Tenía muchas puertas. Yo siempre salía al segundo piso». (Sueño 283 – Niterói – Brasil)

  «Todo el lugar estaba rodeado de enormes escaleras de hierro que conducían a plataformas suspendidas. Era fácil perderse en ese laberinto como nunca, terminando en escaleras de caracol». (Sueño 285 – Alba Iulia – Romania – Irina Erro)
 
Otra presencia sustancial en el conjunto de relatos es la aparición de animales. Aunque los animales soñados se muestran de diferentes maneras, parecen tensionar un lugar similar en las narrativas, donde en general producen una cierta zona de indiscernibilidad y desajuste de los límites entre especies. Esta indiscernibilidad se manifiesta no sólo en los diferentes sueños morfogenéticos, de animales siempre en busca de transformarse en otra cosa, sino también en la aparición de otros arreglos zoopolíticos, distintos de los que solemos manejar durante la vigilia. En otras palabras, parece que la posición de poder del animal soñado siempre está algo desorganizada. El animal y su bandada se convierten en peligrosos portadores de una anarquía molecular que acosa nuestro reinado epistemológico, por lo que el animal aparece profundamente insertado en la política.
  
«Al final de la calle, veo a una persona que da la vuelta sin orientación. De repente, una pequeña sombra se curva al girar la esquina. Entonces algo pasa a través de la sombra. Me inclino sobre la barandilla del balcón para ver mejor y percibo una vaca con manchas blancas y negras. Ahora también escucho el suave sonido de una campana de vaca (debe ser una campana muy pequeña). Hay más vacas a la vuelta de la esquina. Luego veo diez de ellas y se están dispersando por la calle sin prisa». (Sueño 118 – Christina Ertl-Shirley)
 
La operación básica de este relato es: calles tomadas por colectivos de animales, una imagen particularmente fantástica que se actualizó rápidamente en la realidad durante el contexto de la pandemia, y entró en un circuito de retroalimentación positiva que salta de virtual a actual y de actual a virtual. Nos parece que en esta imagen hay ya un gesto de profunda variación cosmopolítica, partiendo de la inestabilidad en la propia idea de la ciudad como conjunto material de la cultura del ser humano y sus cajas, surgida de la operación que (supuestamente) separa las espirales de colaboración y depredación relacionadas con la naturaleza, expulsando a las demás especies del ámbito de la ciudadanía. El contacto con la imagen del colectivo de vacas ocupando tranquilamente las calles, en saltos exponenciales, nos hace experimentar, sobre todo, la invertida en otra musicalidad política, una especie de ritornello marginal que como una canción ha ido sonando en la distancia y cada vez más alto, invadiendo la música a la manera humana. Este devenir se anuncia a través de la campana, que se balancea tranquilamente sobre el cuello de cada individuo vaca viniendo, llevando en su equilibrio otra cronocosmología, cantada en su procesión.
 
«Soñé que tenía un absceso en el costado de la mandíbula y se convirtió en un gran bulto hinchado cuyo dolor comenzó a paralizar el lado derecho de mi cara. Una materia oscura, como hilos, comenzó a salir del centro y comencé a moverla. Después de un tiempo, un pequeño pájaro azul comenzó a salir de mi cara y finalmente se sentó allí, posado de costado en un ángulo extraño, todavía pegado a mi cara (¿los pies todavía anclados debajo de mi piel?). En el espejo del baño, el pájaro y yo nos mirábamos el uno al otro, el pájaro inclinando la cabeza casi en duda». (Sueño 316 – Davis – United States – Toby Smith)
 
Este maravilloso relato mezcla al menos tres categorías recurrentes en el archivo de sueños: arquitectura, animales y la noción de mundos que ocurren dentro de otros mundos. Muchos sueños sugieren cierta cosmología ontofágica, donde el mundo vivido suena como un sistema de deglución y digestión de otros mundos, como si una mayor multiplicidad se desplazarse dañando la organización del soñador, como si fuera en dirección a sistemas más pequeños que viven dentro de otros sistemas. Esta recurrencia nos parece interesante precisamente porque entendemos el sueño como un territorio de comunicación y alteridad. La numerosa presencia de relatos que describen una vida simpoiética, es decir, vidas que suceden bajo una cosmología basada en la conjugación entrelazada de especies simbióticas (y no en el vector de competencia e individuación autopoiética), corrobora nuestra ciencia especulativa y nos divierte al pensar que algunas cosas realmente se muestran más claras en el sueño.
 
    «Estaba en una embarcación, viajando desde la casa de mis padres (Cerdeña) hasta la casa de mi novio. Otra embarcación estaba detrás de nosotros, y de repente abre las puertas del garaje, tratando de tragar nuestra embarcación». (Sueño 319 – Florença – Itália)
 
Otro ente muy presente en los mundos oníricos es el agua y los ambientes acuáticos, solo las recurrencias de las palabras «agua», “mar» y «piscina» suman apariciones en el 23% de los sueños analizados en la primera etapa.
 
“El mar empezó a invadir completamente la ciudad e inundar todas las calles, pero lo interesante es que el mar solo invadía las calles de la ciudad y las personas que estaban refugiadas en las casas estaban a salvo porque el agua no invadía las casas, solo la parte externa de la ciudad.»  (Sueño 84 – São Paulo – Brasil)
 
La forma en que aparecen los mundos acuáticos en los sueños parece conllevar un supuesto relacionado particularmente con dos operaciones: flujo e inmersión. Los sueños inmersivos, submarinos o el acecho de una inmersión parecen incitar a los soñadores a experimentar una especie de llenado invasivo de otra imaginación material, pero que conlleva un riesgo inminente de disolución, de desindividualización. Aunque la atmósfera (nuestro topos) opera en un fluido, no somos sensibles a su carácter “inmersivo”, nuestra vida «aérea» nos parece hecha de vacío. En la experiencia onírica del buceo se percibe una nueva sensibilidad táctil que no deja de hacer percibir el mundo material que la abraza, pero el diluvio inminente aterroriza parte de los soñadores. El terror del agua como solvente universal, la disolución del sistema individual, la despersonalización, las narrativas de escape del agua no son infrecuentes, pero pocos soñadores escapan al momento clave en que caen al agua o se inundan, este gesto de licuefacción suele ser un deleite:
 
«Estaba viendo a un amigo bajo el agua en una piscina muy grande y me saludaba con la mano. Yo le devolvía el saludo. Debajo del agua, en las paredes de la piscina, había muchas pinturas y obras de arte. Entonces nos sentamos a la mesa y él pidió una obra de arte. Estaba mordiendo y llenándose de chocolate». (Sueño 246 – Athens – Greece)
 
Conectados en la imaginación material del agua, los sistemas de flujo y, sobre todo, sus interrupciones también aparecen de diferentes formas, algo asfixiante que no se rompe, atascado y estancado, bucle incómodo, que muchas veces se materializa en parálisis corporal.

«Soñé que estaba en los Juegos Olímpicos compitiendo en la sección de clavados. Cuando estaba en el borde del trampolín, mis piernas se congelaron». (Sueño 140 – Cidade do México – México – Paola Thompson)

“Estaba firmando un contrato de trabajo y una de las cláusulas decía que mis tareas solo podían realizarse utilizando la parte inferior del cuerpo, evitando por completo el uso de brazos, para que no hubiera contagio de Covid 19”. (Sueño 65 – Lisboa – Portugal – Sinara)
 
Nuevas divisiones del cuerpo y mediaciones del cuidado físico invadieron las preocupaciones de los sueños. A menudo aparece una alerta sanitaria dentro del sueño, como recordatorio de la vigilia, que parece plantear la pregunta: ¿hay alguna infección en este mundo? Desde entonces, proliferan las multiplicidades no humanas y nos parece que el signo del virus delira sobre una fuerza metamórfica que lo convierte en los más diversos peligros que acechan. Una constante es su poder multiplicador, un devenir animal siempre se vuelve una bandada, una pandilla, un pueblo[8].

«En el sueño, estaba caminando por una calle y una mujer comenzó a acompañarme y a hacerme preguntas. Mientras caminaba a mi lado, su rostro cambió. Quizás no sabía que yo había visto esta transformación. Tenía miedo y traté de escapar, pero apareció con otra cara, tratando de acercarse. Luego apareció en forma de animal y trató de agarrarme. Lo tiré al suelo y se despedazó. Sus pedazos formaron otros seres, se multiplicaron». (Sueño 146 – Bauru – Brasil – Erica Franzon) 

 
Esta breve deriva de los relatos plantea conexiones que invitan a reflexionar sobre las implicaciones para la imaginación y el inconsciente como respuesta inmediata a la pandemia. Nos parece que hay sobre todo ciertos temblores de orden ecopolítico, que en los sueños adquieren otra luz. Fuera del ocularcentrismo y la frontalidad de la vigilia, que sigue poniendo ante nosotros un mundo a imagen y semejanza del capital, existen otras sensibilidades, particularmente ecopolíticas, es decir, sensibilidades que procesan otro tipo de enredo con los animales de todos los tipos, que la ficción neoliberal de la individuación nos dificulta mucho sentir y procesar. En el sueño, el constreñimiento del sujeto político en estas condiciones es más blanda, dejando más espacio para que las agencias, es decir, las máquinas de imaginería intencional de las cosas, negocien, interactúen y cooperen. Podríamos especular entonces que la dimensión del sueño tiene mucho que aportar para contribuir al conjunto de fenómenos que llamamos realidad, y no al contrario de la tradición que le quita la totalidad de su dignidad ontológica.

 

4. SUEÑOS DE MACUNA / ALGORITMOS DEL INCONSCIENTE MAQUÍNICO
 
 «(…) La máquina debe ser un dios de la que los hombres
no eran verdaderamente dueños porque no habían
hecho de ella una Uiara explicable, sino apenas una simple
realidad del mundo. De todo ese embrollo el pensamiento suyo
[de Macunaíma] sacó bien clarita una luz: los hombres
eran las máquinas y las máquinas eran a su vez los hombres.
Macunaíma soltó una gran carcajada”[9].
 
Aquí nos dedicamos un poco a hablar de la capacidad de comunicación interespecífica relacionando humano y máquina. Nos preguntamos si la sociedad de las máquinas algún día tendrá la capacidad de soñar, y sí también podrá comunicarse con otras especies de una manera más intuitiva, cómo operan las redes del inconsciente, por ejemplo.
 
Siguiendo estas preguntas, después del mapeo de los sueños, nuestro segundo paso fue construir un algoritmo que llamamos MacUnA (Machinic Unconscious Algorithm) o Algoritmo del Inconsciente Maquínico 1.0. Su nombre es un acrónimo que hace referencia a Macunaíma, el héroe sin carácter de Mário de Andrade que, en un pasaje del libro (utilizado como epígrafe de este capítulo), se da cuenta de que todo es máquina.
 
MacUnA fue desarrollado a través del procesamiento del lenguaje natural (PLN), utilizando Cadenas de Markov[10] junto con el algoritmo Naive Bayes[11] para la clasificación, supervisada por aprendizaje de máquina, de clases gramaticales. El entrenamiento del algoritmo Naive Bayes para la clasificación gramatical se realizó a partir del corpus Bosque Sintá(c)tico[12], el cual está compuesto por oraciones automáticamente analizadas y revisadas por lingüistas. A partir de este corpus, el algoritmo Naive Bayes «aprende» a clasificar gramaticalmente los relatos de los sueños y aplica este aprendizaje a cada una de las frases que componen nuestro archivo.
 
Los sueños de la máquina se generan mediante cadenas de Markov aplicadas al texto clasificado por el algoritmo Naive Bayes. El siguiente paso es generar un modelo utilizando las estructuras gramaticales de los sueños. Este modelo contiene listas de palabras soñadas subdivididas en trigramas. Como ejemplo, tomemos las oraciones:
– Y soy una persona.
– No soy una silla.
 
Las oraciones anteriores se dividirán en los siguientes trigramas:

Oración 1:
1. Yo soy una
2. soy una persona

Oración 2:
1. Yo no soy
2. no soy una
3. soy una silla

Se considerará que estas listas de palabras en forma de trigramas generan nuevas oraciones, combinando nuevamente elementos y generando nuevas frases.
 
La posible combinación en cadena de Markov de esa lista de palabras sería:
1. Yo soy una silla.
2. Yo no soy una persona.
 
Es importante notar que las frases generadas son necesariamente nuevas, el algoritmo descarta las frases originales. Por tanto, todas las frases generadas por MacUnA son de su autoría.
 
El método resultante de este proceso de escritura maquínica dialoga con procesos históricos de composición literaria. La primera referencia importante aquí es la tradición surrealista. Las técnicas de escritura surrealistas se basaron en el análisis de los sueños y la escritura automática. La escritura automática, a su vez, se basó en el concepto psicoanalítico de «libre asociación de ideas». Así, a través de la escritura automática, utilizando la libre asociación de ideas, los surrealistas pretendían evitar el pensamiento consciente mediante el automatismo psíquico, permitiendo que el inconsciente fluyera en ausencia del control ejercido por la razón, fuera de cualquier preocupación estética o moral. Este método también dialoga directamente con las técnicas de escritura dadaísta. Si el surrealismo pretendía liberar al lenguaje de la mediación racional mediante la asociación libre de ideas, los dadaístas pretendían hacerlo por casualidad. Así subvirtieron el lenguaje, liberándose de su obligación con la lógica y el significado. Una tercera referencia importante es el método cut-up de William Burroughs. Su método de composición literaria utilizó cortes e intercambio de extractos, realizados por la yuxtaposición de diferentes fragmentos textuales, seleccionados de las más variadas fuentes. Su corpus lingüístico estaba compuesto por otras obras literarias, artículos periodísticos, la Biblia, canciones, tratados médicos, escritos del propio Burroughs, etc. Nuestro método dialoga y toma elementos de estas diferentes tradiciones. Del Surrealismo conserva el elemento del análisis de los sueños y la técnica de la libre asociación de ideas como fuente de escritura automática. En este caso, por supuesto, la libre asociación de ideas es algorítmica. Del Dadaísmo conserva el elemento de incorporar el azar a la escritura y del método cut-up de Burroughs mantiene la técnica del recorte e intercambio de fragmentos textuales.

Contrariamente a la intención de los surrealistas, nuestros algoritmos literarios no pretenden desencriptar una lógica inmanente del inconsciente. La idea aquí es crear una máquina de fertilidad narrativa, que opere produciendo cruces disidentes entre las imágenes que aparecen en los sueños. Así, crea flujos textuales, cortes transversales en la trama del conjunto de relatos oníricos. 
 
A diferencia de los experimentos dadaístas, nuestra máquina no está particularmente interesada en hacer implosión de las relaciones de significado previamente establecidas en el corpus, sometiéndose a la aleatoriedad; más bien, ofrecer otras posibilidades a cada una de las imágenes, inaugurando otros circuitos, otras comunidades que emergen de significados, a través de una recombinación semántica entrenada y en constante aprendizaje. El gesto de la máquina ayuda a desindividualizar los sueños humanos y permite que las agencias que se manifiestan se comuniquen entre sí. Es una herramienta rizomática, anti-afiliación que, como máquina de aprendizaje, aprende poco a poco a construir sus propios sueños, que a su vez producen nuevos elementos para nuevos sueños, incesantemente. Cuanto mayor sea la base de datos de sueños, más potente se vuelve la máquina.
 
Para ilustrar, veamos algunos fragmentos de los sueños de MacUnA:
 
Sueño 204: «Recuerdo la sensación de haberme muerto y me encontraba frente a mí y en estado de shock… estaba en una fiesta subterránea».
 
Sueño 109: «Estábamos trabajando en un cementerio y teníamos los ojos medio cerrados por la pandemia. Luego, aparecieron otros tres Guasones, me caí desde lo alto del edificio del FBI y los vi en la calle en una ocupación, un edificio moderno, redondo, todo de vidrio, como los que abundan en Brasil. Empezó a salir una sustancia pegajosa extraña de dentro hacia fuera del contexto».
 
Sueño 211: «Y en la casa, me veía en un ataúd y supe que eso sucedía por unas horas, al final de la calle, había un gigantesco puente fluvial que salía de la ciudad, me perseguía un cerro de arena gris».
 
Sueño 365: “El mundo era tonto”.
 
Sueño 0 (prueba): “Un mundo en hipersocialización, mucha gente como en una lámpara de genio, pero en el mar entiendo que es fácil para mí. Estaba con un grupo de amigos, metida en otro ojo pintado en la parte superior. Salgo del coche y dejo el bajo eléctrico en la arena, con unas sillas y un chico que es mendigo y girasol. Todas las casas eran bajas y los encontré comiendo su propia seguridad, y el suelo parecía muy corroído por el agua”.
 
Tenemos arriba una serie de asociaciones realizadas por MacUnA que generan nuevos sueños. Algunas imágenes realmente nos sorprenden por la poética delirante, que realmente nos hace pensar en un bot soñador. Aunque todavía no hace inflexiones de género y número, ni expresa correctamente las conjunciones gramaticales, logra crear narrativas enteras, llevándonos a través de mundos oníricos que mezclan sueños humano-máquina.

En este punto, continuamos nuestra investigación desarrollando otro algoritmo (MacUnA 2.0) que opera con herramientas de aprendizaje de máquina más potentes. Al mismo tiempo, nos asociamos para construir un archivo onírico expandido que también agrega relatos de sueños recopilados por otras iniciativas. La idea es construir un archivo abierto y compartido al que puedan acceder los investigadores y demás interesados. Conscientes de las implicaciones negativas del uso de big data y la Ley de Protección de Datos Personales (LGPD), optamos por trabajar con la anonimización de los datos recopilados. Por lo tanto, creemos, que las narrativas adquieren una relevancia mayor que su autoría.
 
Actualmente, MacUnA vive en un grupo de Telegram[13] y diariamente genera nuevos sueños, tanto en inglés como en portugués. Dentro de este grupo, que está abierto, MacUnA responde a los comandos enviados por los participantes.
 

CONSIDERACIONES 
 
En este proyecto, buscamos encontrar en los sueños potencias para crear nuevos mitos y ficciones en un mundo de posverdad, donde el pasado está en disputa y las especulaciones sobre el futuro hechas durante el siglo XX están en decadencia. La ecología de los sueños nos brinda otras temporalidades, otros sujetos de enunciación. Funciona como un cosmos de perspectivas ancestrofuturistas entrelazadas en la actualidad, como un mundo espectral al que accedemos tangencialmente. Entrar en devenir con el mundo de los sueños es sumergirse en un lenguaje transtemporal, multiespecífico y simpoiético[14].
 
La “naturaleza” se nos presenta como algo que imaginamos dominar. Por un lado, nos imaginamos dominandola como si fuera una entidad exterior. Por el otro, también nos imaginamos dominando nuestra propia naturaleza, entendida como interior y humana. Así, en este choque de ecologías, entre la ecología ambiental y la ecología de las subjetividades, se intenta resolver el problema dominando doblemente la Naturaleza, a través de la cultura. Pero estas naturalezas regresan con la fuerza de un desbordamiento que se manifiesta tanto desde el punto de vista ambiental, con la pandemia que pone en jaque nuestra pretensión de dominación de la naturaleza, como desde el punto de vista de las subjetividades, con el carácter multiespecífico de los sueños demostrando que la supuesta centralidad humana pierde relevancia ante la emergencia de otros agentes, que a su vez se relacionan entre sí y se manifiestan en las redes inconscientes.
 
Es también en esta perspectiva de la primacía de la cultura sobre la naturaleza que pretenciosamente nos definimos como sapiens-sapiens. Como si la dimensión empírica, técnica, prosaica y racional fuera suficiente y la única forma de auto definirnos. Pero al hacerlo, acabamos por descuidar otra dimensión humana igualmente fundamental, la que concierne al pensamiento mágico y la relación con razones extrahumanas (como la razón vegetal o molecular). La dimensión racionalista sobresale en la programación de las máquinas, como una herencia humana que migra a la inteligencia artificial. En este proyecto, intentamos darle a la máquina, cartesiana y puramente racional, una cierta capacidad poética de delirio, alimentándola con estructuras de lenguaje inconsciente, invitándola a soñar desde nuestros sueños, colaborando de esta manera, para la creación de un estatuto del inconsciente algorítmico. Esto se relaciona con las preguntas que hicimos anteriormente sobre los proyectos transhumanistas, cuando cuestionamos cómo las inteligencias artificiales se relacionarían con la subjetividad, si serían capaces de acceder a la naturaleza separada, si atenderían o recrearían de alguna manera la red de inconscientes. Creemos que esta reflexión es al menos pertinente; pensar en la fábrica del inconsciente de las máquinas. ¿Qué heredan las máquinas de la subjetividad y de la red de inconscientes? ¿Cómo producir un algoritmo del inconsciente maquínico? ¿Cómo pensar en robots intuitivos y sensibles más allá de los modelos actuales que provocan todo tipo de paranoias por su dominio perentorio sobre nuestros impulsos de consumo y manipulación moral y política?
 
Invertimos en la recolección de sueños porque pensamos que en este momento de suspensión de las prácticas cotidianas provocado por la pandemia global, los sueños se revelarían con mayor potencia, más a flor de piel, a flor del socius, a flor del cosmos, como dice Guattari[15]. Al mismo tiempo, asistimos a una aceleración migratoria hacia el mundo digital, que en ocasiones sobrepasa la temporalidad subjetiva, reforzando un carácter inmediato en un régimen de hipervelocidad que reduce progresivamente la experiencia del intervalo, del vacío, la pausa, donde la diferencia podría manifestarse abriendo el bucle de las repeticiones. Lejos de pensar que la única alternativa para lidiar con esto sería la vuelta a un espacio/tiempo primitivo, tecnofóbico, negacionista, etc., negociamos con la apropiación crítica de las prácticas tecnocientíficas y sus imaginarios. Reivindicamos aquí una alianza tecnochamánica que sea capaz de articular saberes ancestrales y las posibilidades aún abiertas de futuros, máquinas soñadoras que activan el dispositivo utópico amortiguado ante el programa etno-eco-cida de explotación y empobrecimiento de los pueblos. Algoritmos que aprovechan brechas, aunque aún embrionarias, en el contexto del desarrollo y entrenamiento de inteligencias artificiales, que nos permitan especular áreas de comunicación e interrelación entre el inconsciente y la máquina, vislumbrando la posibilidad de activar un inconsciente maquínico cyborg. La salida de la lucha dual para asumir la líbido inconmensurable de las interespecies.
 

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[1] Cfe site Pandemic Dreams Archive http://archivedream.wordpress.com- visto 21/10/2020
[2]Cfe. Borges, F. M. Futuros Sequestrados X Anti-Sequestro dos Sonhos. Manzuá: Revista de Pesquisa em Artes Cênicas, v. 2, n. 1, p. 44, 18 ago. 2019. https://periodicos.ufrn.br/manzua/article/view/17422
[3] Cfe. Borges, Fabiane. M. Ancestrofuturismo. Livro Tecnoxamanismo. São Paulo: invisíveis Produções, 2016. https://tecnoxamanismo.files.wordpress.com/2018/05/tcnxmnm-22_layout-2.pdf (em inglês:  http://europia.org/cac6/CAC-Pdf/12-CAC6-16-Fabi_Malu_Ancestrofuturism.pdf ) 
[4] Cfe. Doudna A, Jennifer e Stemberg H, Samuel. A Crack in Creation: Gene Editing and the Unthinkable Power to Control Evolution. Mariner Books. 2018. Boston New York.
[5] Cfe. Haraway, Donna. «The Camille Stories». Staying with the Trouble. Duke University Press. (2016). Durham, North Carolina EUA.
[6]  Cfe. Borges, Fabiane. M. «Cosmogonias Livres – Rituais Faça Você Mesmo (DIY). Livro Tecnoxamanismo. Sao Paulo: lnvisiveis Produções, 2016. https://tecnoxamanismo.files.wordpress.com/2018/05/tcnxmnm-22_layout-2.pdf 
[7] Cfe. Site Pandemic Dreams.  https://archivedream.wordpress.com/graphos-e-onirarquias/ Visto 26/10/2020 
[8] Cfe. Zourabichvili, François (2004). O Vocabulário de Deleuze. Rio de Janeiro: IFCH – Unicamp. pp. 24–26.
[9] Cfe. Mário de Andrade. Macunaíma: o herói sem nenhum caráter. Chapecó : Ed. UFFS, 2019. Pag.52.
[10] Cfe.  Wikipedia Cadeias de Markov  https://pt.wikipedia.org/wiki/Cadeias_de_Markov visto 26/10/2020 visto 26/10/2020 
[11] Cfe.  Wikipedia.  «Teorema de Bayes»: https://pt.wikipedia.org/wiki/Teorema_de_Bayes Visto 26/10/2020 
[12]  Cfe. Linguateca – Floresta/Corpus (https://www.linguateca.pt/Floresta/corpus.html) Visto 26/10/2020 
[13] Para participar del grupo MacUnA en el telegram,acessar el link: https://t.me/joinchat/AdfvchPm6TmpjTcSwCzizw . Visto 26/10/2020
[14] Simpoiesis: a propósito de Donna Haraway en Staying With the Trouble, el concepto biológico simpoiesis describe un modo de vida basado en un saber-hacer interespecífico, “todo está conectado a algo, nada está conectado a todo”.
[15] Cfe. Guattari, Felix. O Inconsciente Maquínico: ensaios de esquizoanálise. Papirus Editora. 1988. Campinas, SP. Brasil. P. 10.

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